jueves, 1 de noviembre de 2012

1. Erbil, Irak

Tras casi un día entero de viaje, tres vuelos distintos y una escala en Franckfurt. Me dispongo a realizar el ultimo salto que me llevara a Erbil capital de la región autónoma Kurda cuya historia se remonta más haya de los anales de la historia hasta el siglo XXIII a.c. Dominada en el pasado por sirios, persas, sasanidas, árabes y otomanos.
Se encuentra situada en el occidente de Asia y al norte de Oriente Medio. Históricamente reclamado por el pueblo kurdo, la etnia sin estado que lo habita, su territorio se encuentra actualmente repartido entre cuatro estados: el Kurdistán Noroccidental, en Turquía; el Kurdistán Meridional, en Irak; el Kurdistán Oriental, en Irán; y el Kurdistán Suroccidental, en Siria, a los cuales hay que añadir un pequeño enclave kurdo en Armenia.

Al salir del avión me sobrecoge una sensación de calor abrasador, mezclado con las partículas de polvo suspendidas en el aire, restos de la ultima tormenta de arena, acaecida los días posteriores a mi llegada, dificultan la respiración. El aeropuerto internacional de Erbil es una gran construcción moderna en la que solo tres compañías operan hasta el momento. Las historia reciente no deja lugar a la duda, 10 años de conflicto armado han quebrado el país y la herida abierta, sigue supurando.

The Citadel of Arbil (Arabic: قلعة أربيل; Kurdish: Qelay Hewlêr)
Tras una larga espera, el micro bus que debe llevarnos al hotel hace acto de presencia. Nos lleva al primero de los Check-points que deberemos superar hasta nuestra llegada al hotel. Estos puestos de control se encuentran emplazados alrededor de toda la ciudad, convirtiéndola de este modo en una caja fuerte, llena de miseria. Militares fuertemente armados me solicitan la documentación y nos mantienen en espera durante unos minutos que podrían perfectamente ser una eternidad. Superado el primer Check-Point la entrada en el hotel no sera sencilla y seguiremos todo el procedimiento sin excepción: detección de bombas a nuestro vehículo, revisión minuciosa del equipaje, verificación del documento de identidad y scanner en la entrada principal.

En este preciso momento todos los interrogantes que me había planteado antes de realizar el viaje regurgitan en mi cabeza. Nos encontramos en territorio hostil y todas estas medidas impiden que lo olvides. Cuales fueron las intenciones que me llevaron a tomar la decisión de aceptar dicha misión: el riesgo, la aventura, el descubrimiento o existía algún otro motivo desconocido.

Tras instalarme en la lujosa habitación del hotel Rotana que la embajada nos ha preparado. Me dirijo a la recepción y reservo un taxi. Necesito esta primera toma de contacto, necesito impregnarme de realidad, ver en primera persona lo que hasta entonces solo había visto en las noticias internacionales. El taxista, hombre de mediana edad, barba poblada y arrugas profundas se dirige a mi en un dialecto extraño. Me introduzco en el viejo mercedes destartalado y tras un gran esfuerzo de entendimiento mutuo, consigo indicarle en el mapa de la ciudad donde quiero acabar el trayecto.

The central square in Erbil
El centro de la ciudad esta marcado por la antigua Ciudadela y la presencia intermitente de patrullas militares. Me dirijo a un café en la plaza central, la cual esta coronada por las ruinas de lo que una vez fuese parte del gran imperio de Babilonia, tomo asiento. El ambiente del lugar esta cargado con mil aromas distintos, emanando sin cesar de los narguiles incandescentes que me rodean. Pido una de esos narguiles de aroma a manzana y un taza de café. Me deleita el ambiente, la iluminación y el trato agradable y ameno que recibo de los autóctonos.No somos tan distintos, ni tan lejanos. Nuestros rasgos, a decir, verdad son muy similares y me identifico con algunas de las figuras que pasan delante miá. 

Lebanese restaurant in Erbil
Tras esta deliciosa pausa me dirijo al zoco, un entramado de tiendas dedicadas al comercio de todo tipo de productos: pistachos bañados en miel, anacardos salados y dulces, túnicas integrales aunque de un solo color 'negro', artesanía local, pilas recargables, dulces variados, vitrinas relucientes de oro...Me dirijo a un vendedor ambulante de cigarrillos y me sorprende que dicho vendedor, hombre orondo y de semblante amable, esta armado de un viejo Kalashnikov (vestigios de las relaciones con la U.R.S.S.), el cual muestra orgulloso y me invita a coger. Me confiesa que la mayoría de la población posee un arma algo habitual, de lo que no hay que sorprenderse tras los acontecimientos de la ultima década.
Después de un largo día de viaje y emociones fuertes, mi estomago empieza a resentirse. Entro en uno de los restaurantes libaneses que pueblan el centro de la ciudad. Los entrantes son suculentos y variados ,así como, la carta de bebidas.

No hay nada como una buena Coca-cola, made in U.S. Al fin y al cabo solo es un poquito de felicidad enlatada, han descubierto un nuevo mercado al cual hacer feliz. Desde la ventana cercana a mi mesa llego a distinguir un gran anuncio de Levi's, creo que ellos también han encontrado un nuevo mercado al que hacer feliz. Los innumerables anuncios de productos americanos y europeos en el trayecto hacia el hotel no dejan de impactarme.

La locura de la construcción se cierne sobre la ciudad. Empresas venidas desde los cuatro puntos cardinales, intentan con avidez vender sus productos o servicios. Grandes construcciones y proyectos, llevados a cabo por empresas ajenas al país, florecen como un campo de ortigas. La sin razón se adueña de los dirigentes de la región, animados por las promesas de los ejecutivos occidentales. La endeble democracia establecida en la zona y la ausencia de libertad de expresión, han puesto en entredicho todas las esperanzas de una población que quiere prosperar y ser auto-suficiente.


Ahora empiezo a vislumbrar alguno de los motivos por los cuales estoy en esa tierra extraña, tan alejada de lo conocido hasta entonces para mi. Quiero descubrir en primera persona cual es la situación real en un territorio asolado por la guerra. Los intereses capitalistas impuestos por las leyes de mercado ponen en evidencia todos los defectos de nuestra sociedad de consumo. La guerra colonial del siglo XXI se encuetra en pleno apogeo.

Ver video "Estableciendo Check-point" Barrio Católico- Erbil - Irak;
http://www.youtube.com/watch?v=xuoiR4u0opA