Dubái, ha sido morada de intrépidos
comerciantes desde tiempos ancestrales, la cueva de Alibaba y como alguno de
los orígenes persas que su nombre indican, “cosa que fluye”.
Es una ciudad bañada por las cálidas
aguas del Golfo Pérsico e integrante de la federación conformada por Abu
Dhabi, Ajman, Dubai, Fujairah, Ras al-Khaimah, Sharjah, y Umm
al-Quwain (UAE), la cual podría definirse como el paraíso del exceso. Una orgia
de construcciones babilónicas pueblan el desierto de Arabia, al más viejo y puro
estilo de Nevada, ciudades surgidas en medio de la más absoluta desolación, cuyos
cimientos reposan en burbujas efímeras.